Tampoco resulta muy conocido el hecho de que a pesar de sus miles de años de historia vinculados al Nilo, un 86% de sus aguas no tienen precisamente su origen en Egipto, el gran consumidor de sus aguas, sino que en Etiopía, un país situado al sureste y que en sus elevadas mesetas da nacimiento en el lago Tana al Nilo azul, el principal afluente del Nilo.
El hecho de que un país, que depende en tan gran medida de las aguas del Nilo, vea los orígenes del mismo fuera de sus fronteras ha determinado gran parte de sus relaciones con los países de la cuenca del Nilo, las cuales han estado caracterizadas por el anhelo de los gobiernos egipcios por mantenerlos bajo control de modo de dejarlos al margen de los recursos del río por medio de todo tipo de estrategias.
Etiopía, sabiéndose propietario de la mayor parte de las aguas que abastecen al Nilo, ha estado planeando desde hace décadas construir infraestructura sobre la cuenca del Nilo para abastecer con electricidad un país en el que actualmente un 60% de su población no cuenta con acceso a ella y, en menor medida, para incrementar su superficie agrícola, pues esta ha dependido por siglos de las lluvias que caen sobre el país.
La llamada Primavera árabe*, que sumió a inicios de la década anterior al mundo árabe, incluido Egipto, en el caos, le daría una oportunidad única a los etíopes, la cual no desaprovecharon, de modo de poder comenzar, sin indebidas presiones externas, la construcción de la represa más grande de África a partir de 2011. La apelación a dudosos acuerdos internacionales y amenazas posteriores de parte del gobierno egipcio, argumentos conocidos por décadas, que llevaron a insinuaciones de incluso bombardear la construcción de la represa hasta ahora no han pasado de ser meras amenazas verbales.*Movimiento de protesta que afectó al mundo árabe desde fines de 2010 y tocó también a Egipto. En este último país, la principal fuerza tras las protestas eran los Hermanos musulmanes, un movimiento musulmán internacional pro-turco y declarado como terrorista en diversos países, que buscaba acceder al poder tras derribar al presidente Hosni Mubarak, quien se mantenía por 30 años en ejercicio. Luego de derrocarlo y llamar a elecciones lograron triunfar con un miembro de su organización: Mohamed Mursi, ingeniero egipcio doctorado en Estados Unidos, quien trabajó en la NASA en el desarrollo de motores de cohetes espaciales. Sin embargo, el pedigree de Mursi, el primer civil en gobernar la república de Egipto, no fue suficiente pues antes de completar un año en el gobierno fue derrocado después de una serie de protestas populares, tras las cuales estaba el ejército egipcio, el cual ha gobernado el país desde el derrocamiento de la monarquía en 1952. Mursi fue acusado judicialmente y condenado a cadena perpetua, muriendo de un infarto cardíaco en 2019 mientras era objeto de una más de las tantas acusaciones judiciales que se hicieron en su contra tras ser arrestado.
Una vez concluida parte relevante de su construcción, se dio inicio a partir de julio del año pasado al llenado del gran lago artificial que alimentará a la represa. Egipto ha reaccionado afirmando que este proceso debería tomar no menos de 10 años de modo de no afectar el volumen de agua que recibe el Nilo al cruzar su territorio, mientras que Etiopía ha reiterado que lo hará en mucho menor tiempo, consciente de que la operación de la represa le permitirá no solo abastecer su mercado interno de electricidad sino que también exportarla, además de poder comenzar a a obtener recursos de un proyecto cuyo costo fue creciendo hasta alcanzar cerca de 5 mil millones de dólares, parte importante de los cuales fue aportado por China y el resto por la misma Etiopía, pudiendo de ese modo contraponerse a la influencia de Egipto en instituciones internacionales, país que por décadas ha hecho todo lo posible por alejar de fuentes de financiamiento a los países situados en la cuenca del Nilo.
Y si bien diversas autoridades egipcias no han cesado de afirmar en foros internacionales que la represa etíope llevará a Egipto a la hambruna, algo más que discutible, lo que parece fuera de toda duda es que llevará a su gobierno a replantearse muchos grandes proyectos que suponían seguir no solo monopolizando sino que también extenuando los recursos hídricos del Nilo, entre los cuales se consideraba incluso llevar sus aguas a la península del Sinaí o exportarla a la misma Arabia Saudita.
Pero más allá del tema de la distribución de las aguas del Nilo, la restricción que ha surgido al uso ilimitado de sus aguas por parte de Egipto permite meditar sobre la validez de un viejo anhelo de diversos líderes musulmanes: El de conquistar el mundo valiéndose del crecimiento demográfico de su población dado que la situación asociada a la operación de la represa etíope establecerá una pronta restricción a un manejo sin restricciones de los recursos hídricos del Nilo por parte de Egipto, la cual seguramente seguirá incrementándose si se considera no solo el proyecto de los etíopes de construir más represas en su suelo sino también los planes de otros países, que forman parte de la cuenca del Nilo, por seguir el ejemplo de Etiopía.
La tercera nación más poblada de África tendrá que resolver en el futuro qué medidas tomar para controlar el crecimiento de su población, lo que pasa necesariamente por algo que hoy parece una quimera, como es educar y estimular a su población para lograr un menor crecimiento demográfico, además de mantener la optimización en el uso de sus recursos hídricos y la búsqueda de nuevas tecnologías. No obstante, también podría optar por no generar cambios internos radicales de modo de poner toda la responsabilidad del déficit de agua en sus vecinos, acusándolos de ser responsables directos de la situación en Egipto, algo que ya están haciendo activamente sus medios de comunicación y que está creando en la opinión pública del país la convicción de que cuentan con una excusa válida para boicotear la estabilidad interna de naciones vecinas o, en caso extremo, atacarlas militarmente.
El Nilo
El Nilo no solo es el río más conocido del mundo sino que, además, desde la más remota antigüedad se lo ha considerado el más largo de nuestro planeta*. *Aunque este hecho fue puesto en cuestión a partir de estudios brasileños y peruanos que acrecentaron la extensión del Amazonas a 6992 km, dejando rezagado al Nilo, cuya extensión entonces se consideraba en 6852 km. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en 2009 extendió la longitud del Nilo a 7088 km, restableciendo su primacía como río más largo del mundo.
Si se le compara con otros ríos de extensión similar, en torno a 6500 km, el Nilo no transporta una gran cantidad de agua. Su flujo promedio es en torno a los 2700 m3/s (metros cúbicos por segundo) comparado con los 175 mil m3/s (65 veces más) del Amazonas y los 16200 m3/s (6 veces más) del Mississippi, en los Estados Unidos. Adicionalmente, en comparación con otros ríos importantes, se le considera muy lento, estimándose que sus aguas tardan hasta tres meses en fluir desde el lago Victoria, en latitudes ecuatoriales de África, hasta el mar Mediterráneo, en su desembocadura, condición determinada por la orografía que rodea al río, pues nace en elevadas mesetas, donde adquiere un carácter agitado, para luego cruzar cerca de 3 mil km, es decir, en torno a la mitad de su extensión, a través de las planicies del desierto, donde su flujo es apacible y navegable.
A diferencia de muchos ríos de nuestro planeta el flujo de sus aguas va de sur a norte, yendo del Ecuador hasta llegar al Mediterráneo, mientras que otra particularidad radica en que no tiene un solo afluente principal, como la mayoría de los ríos del planeta, sino dos, el Nilo blanco y el Nilo azul, los cuales se unen en las inmediaciones de la capital del Sudán, Jartum.
Luego de confluir en Sudán y tomar rumbo norte, hacia el Mediterráneo, el siguiente y único afluente importante que recibe es el Átbara, río que tiene su origen en Etiopía y cuyo flujo es relevante solo en verano, aportando con un 13% del flujo anual de las aguas del Nilo y un 22% en el período de crecidas, asociado a las lluvias de verano de las mesetas etíopes.
De allí en adelante, cruzando más de 3 mil km a través de un área semi-desértica, la evaporación irá llevándose parte de las aguas del río, hasta su desembocadura en el Mediterráneo.
Etiopía, que aporta con un 96% de los sedimentos del Nilo*, es responsable también de gran parte de las aguas del río, aportando con un 86%, cifra que sube a 95% en la temporada de crecidas. *Originados en las crecidas de los afluentes del río en Etiopía que erosiona la tierra durante sus períodos de crecidas como también por acción del viento en períodos secos. El proceso es favorecido también por el deterioro de los suelos debido a su sobreexplotación. En tanto, los sedimentos que se originan por el Nilo blanco, el otro afluente del Nilo, quedan en su mayoría depositados en los lagos que encuentra en su camino y además en los terrenos pantanosos de Sudán del Sur.
Se estima que la carga de sedimentos del Nilo azul al entrar a Sudán es de 140 millones de toneladas por año, al tiempo que en la represa de Asuán, en el Bajo Egipto, es de 160 millones de toneladas anuales dado el aporte que realiza otro río etíope, el Átbara. Comparado con otros ríos del mundo, el Mississippi arrastra 150 millones de toneladas de sedimento, el río Colorado 250 millones mientras que el río Amarillo, en China entre 1600-2000 millones de toneladas anuales. La imagen superior muestra la sedimentación anual de distintos tributarios del Nilo, donde el Rajad como el Dinder son afluentes del Nilo azul.
El Nilo azul, el principal afluente del Nilo, nace en suelo etíope. Éste cuenta con un caudal que presenta gran variabilidad de modo que durante el período de crecidas su flujo puede superar 60 veces el de su curso el resto del año, y en algunos años incluso puede superarlo hasta en 300-400 veces.
El aporte del Nilo azul al curso principal del Nilo alcanza un 59% en términos anuales pero crece hasta 68% en la temporada de crecidas, dado que cerca de un 70% de las precipitaciones anuales en las mesetas elevadas de Etiopía tienen lugar entre junio y septiembre.
A pesar de que el Nilo blanco cuenta en su origen con mucha más agua que el Nilo azul esta se pierde en un 65% en las tierras altas de África, más cercanas al Ecuador, por evaporación y filtración por lo que, finalmente, solo aporta con un 14% del flujo anual del Nilo, valor que alcanza solo un 5% en la temporada de crecidas dado el inmenso aporte que realiza el Nilo azul en ese período del año.
La particular situación de Egipto
El Nilo es uno de los 240 ríos de nuestro planeta que cruzan a través de más de una nación, entre los cuales solo 12 cruzan más de 4 países.
La cuenca* del Nilo (imagen inferior) se extiende por 3.350.000 km2, es decir, un 10% de las tierras del continente africano, abarcando de manera parcial o completa los territorios de 11 naciones: Burundi, Egipto, Eritrea, Etiopía, Kenia, República democrática del Congo, Ruanda, Sudán, Sudán del sur, Tanzania y Uganda**, países que en conjunto comprenden el 41% de la población de África. *Por cuenca de un río se entiende el territorio desde el cual fluyen las precipitaciones y los flujos subterráneos que lo alimentan con agua. **En el listado de los países más pobres del mundo, según un informe del FMI de fines de 2019, de los 11 países de la cuenca del Nilo 4 están entre los 10 más pobres del mundo: Burundi (1), RD del Congo (3), Eritrea (4) y Sudán del Sur (9) mientras que de los 7 restantes, seis de ellos se encuentra entre los 50 más pobres del mundo. La excepción es Egipto, que a pesar de su nivel de pobreza, está a bastante distancia, en nivel de vida, de los restantes 10 países de la cuenca.
Si la actual tasa de incremento de población se mantiene inalterada, algo bastante probable, la población de la cuenca más que se duplicará, aumentando a mil millones para 2050. Se estima, además, que en el mismo período el desarrollo económico llevará a que la población urbana supere el 50% en 4 de los 11 países de la cuenca. Si a lo anterior agregamos los resultados de la modelación climática para la región, que prevén una mayor frecuencia de años secos y calurosos en la cuenca superior del Nilo*, tendremos un menor flujo de agua en el río, un aumento de evaporación sobre el mismo y en los cultivos, lo que implicará una mayor necesidad de riego todo lo cual conducirá a un serio déficit de agua en diversas naciones de las riberas del Nilo. *Comprende partes de Etiopía, Sudán del sur y Uganda.
La situación de Egipto merece especial atención porque es un país donde prácticamente no llueve y en el cual un 86% de sus tierras son consideradas como muy áridas y el resto como áridas. La excepción a lo anterior es el Valle del Nilo y la estrecha franja costera (que recibe unos 150 mm de lluvia, que caen en el invierno) lo que no alcanza a constituir más de un 3% de la superficie total del país. Como resultado de ello, un 96% de su población está forzada a vivir a lo largo del Nilo, del cual depende la existencia de Egipto. Además, toda su agricultura depende del riego, lo que lo hace un país extremadamente vulnerable a la falta de agua.
En un país donde prácticamente no llueve y que depende, por tanto, de las aguas del Nilo, un 85% de estas aguas se originan fuera de Egipto, en Eritrea y Etiopía. Sin embargo, esta última nación ocupa solo usa un 2.3% de sus aguas mientras que, en contraste, un 94% de ellas son utilizadas por Sudán y Egipto.
Y si bien el origen del Nilo no se encuentra en Egipto, hoy no existe ningún acuerdo internacional en relación al uso de sus aguas en pos del beneficio común de todos los países de la cuenca del río. Por eso no sorprende que Egipto, siendo la principal potencia económica y militar en la región, tienda a ejercer control más que buscar cooperación en el manejo del Nilo pues el tema del flujo de sus aguas ha sido siempre para los egipcios un tema de supervivencia y, por consiguiente, de seguridad nacional.
Para ilustrar la posición oficial del país hacia el Nilo es usual citar afirmaciones de sus figuras públicas, como las del ex presidente egipcio, Anwar Sadat (imagen inferior): "Cualquier acción que ponga en riesgo las aguas del Nilo azul será encarada con una reacción decidida de parte de Egipto, incluso si ello lleva a una guerra". El mismo Sadat afirmó en 1979, durante la firma del Tratado de paz entre Egipto e Israel, que: "El único asunto que podría llevar a Egipto de nuevo a la guerra es el agua".
La estrategia de Egipto ha sido esencialmente negativa de modo de prevenir el surgimiento de cualquier fuerza que pueda desafiar su hegemonía y de frustrar cualquier desarrollo económico en las riberas del río que pudiera desviar sus aguas o disminuir su volumen.
En ayuda de Egipto está el hecho de que los países de la cuenca superior son particularmente inestables, habiendo encarado ellos una serie de guerras civiles, gobiernos fallidos y grandes hambrunas. Esto implica que no han tenido capacidad para movilizar los recursos necesarios, materiales y humanos, para desarrollar la cuenca superior, algo que el mismo Egipto fomenta con gusto.
En el caso particular del Nilo azul, el mayor afluente del Nilo, Egipto siempre ha buscado encontrarse en posición de dominar o neutralizar a Etiopía en caso de que surja allí un régimen hostil al Cairo.
Hasta 2010 ningún estado ribereño al sur de Egipto había implementado planes que pudieran amenazar con modificar el flujo de las aguas del Nilo hacia Egipto a pesar de que se habían planteado numerosos proyectos. Sin embargo, el inicio de una nueva década cambiaría radicalmente la situación.
Breve evolución histórica de los principales acuerdos de gestión de las aguas del Nilo
Aunque el Nilo corre a través de 11 países ha sido Egipto quien históricamente ha dictado la asignación de sus aguas, un hecho que tiene sus raíces durante su período colonial, en que el Nilo era gestionado por Egipto como una unidad hidrológica. Sin embargo, a medida que los países de la cuenca fueron independizándose estas nuevas naciones fueron reclamando derechos lo que comenzó a erosionar el concepto de gestión unificada y excluyente de la cuenca por parte de los egipcios.
Egipto colonial
El período de Egipto como colonia británica se extendió entre 1882 y 1956 y está vinculado de manera relevante, aunque no única, con la construcción del Canal de Suez, el cual unió por vía marítima el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo lo que redujo significativamente la comunicación de Europa con las naciones de Asia, que anteriormente se realizaba por vía marítima yendo por el Atlántico hasta el extremo sur de África para recién entonces encaminarse a través del Océano Índico hasta Asia.
El Canal fue puesto en operación en 1869, luego de ser construido por medio de una sociedad accionaria de propiedad mayoritaria francesa y egipcia, y resultó de especial interés para los británicos porque facilitaba de manera significativa su comunicación con su colonia en la India además de favorecer la colonización de África, por lo que luego de adquirir en 1875 un 46% de las acciones de la compañía del Canal de manos del Pashá Ismail (imagen inferior), entonces gobernante de Egipto, se hicieron con el control de-facto de la administración del Canal y de los recursos que otorgaba.
Ismail Pashá había adquirido dinero prestado de Europa para modernizar la infraestructura pública del país apostando que los recursos de la principal exportación de Egipto, el algodón, permitieran pagar esos préstamos dado los altos precios que había adquirido esa materia prima debido a la guerra en los Estados Unidos (1861-1865), entre los estados del sur, productores de algodón y los industrializados del norte. Lamentablemente para el Pashá, el fin de la guerra llevó al derrumbe de los precios internacionales del algodón lo que el gobernante buscó resolver adquiriendo nuevos préstamos, circunstancia que condujo a su país a una incapacidad de pago o default*. Por ello decide en 1875 vender a los británicos el 46% de las acciones que poseía en la compañía que controlaba, junto a los franceses, el Canal de Suez. *La deuda del país pasó de 3 millones de libras esterlinas de la época, en 1863, a 100 millones de la misma moneda en 1879.
Los británicos continuarían la modernización de Egipto, iniciada por Ismail Pashá, y se harían cargo del pago de las deudas de los egipcios con Europa, al tomar el control de una comisión internacional ocupada de ello lo que desembocó en la participación de europeos en el gobierno y la posterior salida del Pashá del poder.
En adelante la influencia de los europeos en el país solo se incrementaría, en especial, de los británicos que no vieron con buenos ojos un motín de inspiración nacionalista de parte del ejército contra el gobierno que tuvo lugar en 1881, y que llevó a una intervención armada que desembocó en la Guerra de 1882 entre británicos, egipcios y sudaneses. El triunfo británico transformó Egipto en un protectorado británico de-facto, pues jurídicamente seguía siendo provincia autónoma del Imperio otomano.
Esto último se modificó solo en 1914 cuando los otomanos entraron a la I guerra mundial del lado de las llamadas Potencias centrales (que comprendían, además de los otomanos, a Bulgaria, el Imperio austro-húngaro y Alemania), lo que llevó a Gran Bretaña a declarar abiertamente a Egipto como protectorado británico, transformándolo en Sultanato de Egipto, condición en que existió hasta 1922. Si bien este último año Egipto declaró su independencia y se transformó en monarquía la presencia británica en el país se mantuvo adquiriendo carácter jurídico en 1936 cuando un tratado garantizó la presencia de tropas británicas para defender el Canal de Suez.
En 1952 tuvo lugar un golpe de Estado, organizado por un grupo de oficiales del ejército egipcio, liderados por Gamel Nasser, que llevó a los británicos a retirar todas sus tropas de territorio egipcio. Sin embargo, cuando Nasser nacionalizó en 1956 el Canal de Suez los británicos atacaron a Egipto pero, bajo presión de la comunidad internacional, se retiraron confirmando la plena soberanía de Egipto en su territorio.
Pero no fue el Canal la circunstancia que atrajo inicialmente a los británicos hacia Egipto sino que el algodón, en particular cuando comenzó a escasear producto de la guerra civil en los Estados Unidos en la década de 1860.
Industria del algodón
A inicios del siglo XIX la industria textil inglesa se nutría de los cultivos de algodón de las regiones del sur de los Estados Unidos pero tras la guerra entre norteamericanos y británicos entre 1812-1815, que confirmó la independencia de los Estados Unidos de los ingleses, estos últimos comenzaron a buscar nuevos mercados donde adquirir la materia prima.
Egipto, entonces dominio del Imperio otomano, comenzó a inicios del siglo XIX a realizar sus primeros cultivos de algodón de modo que en 1822 concretaron su primer envío a Gran Bretaña.
Pero el mercado egipcio del algodón necesitaría un nuevo impulso para tener un amplio desarrollo, el cual nuevamente estaría vinculado con los Estados Unidos, cuando este país se vio sumido en una guerra civil entre 1861 y 1865 que enfrentó a los estados agrícolas del sur, que entre otras cosas cultivaban algodón, y los estados más desarrollados del norte dejando al sur devastado y sus puertos bloqueados por los barcos de guerra del norte. A consecuencia de ello, Gran Bretaña perdió un 80% de sus importaciones de algodón y los precios de esta mercancía se dispararon.
Sin embargo, ya antes de comenzar el conflicto, y dada la agudización de las tensiones en el país del norte, el algodón norteamericano había comenzado a subir de precio lo que había llevado a los británicos a buscar mercados alternativos. La situación solo se agudizó aún más con el inicio de la guerra, pues llevó a la detención de la producción y a una mayor alza de precios.
Con un alza de precios de hasta 150% al inicio del conflicto agricultores, en las más diversas partes del mundo, comenzaron a reemplazar sus cultivos de trigo y de otros productos básicos por algodón. Sin embargo, nadie aprovecharía tanto la oportunidad como los egipcios decididos a satisfacer las necesidades de los comerciantes de tela de Europa.
Ya, en 1864, cuando la guerra civil aún no concluía, un 40% del área cultivada en el delta de Egipto producía exclusivamente algodón, mientras que su producción se multiplicó por 5 entre 1860 y 1865, pasando de 23 a 114 toneladas. En esa década los británicos compraban un 75% de la producción de algodón de los egipcios en tanto que a fines de siglo un 93% de los ingresos de Egipto provenían de su industria del algodón.
El interés de los británicos en la producción de algodón en Egipto los llevaría a realizar extensas obras de riego. Así, en el período comprendido entre 1890 y 1914 se construyeron varias represas y canales de riego. Entre esas obras podemos destacar un primer embalse en Asuán, construido en 1902, el mayor embalse del mundo en la época, que luego sería ampliado en 1912 para contener hasta 2,3 millones de metros cúbicos de agua.
La expansión del cultivo de algodón llevaría su superficie plantada desde 2080 km2 en 1879 hasta casi cuadruplicarla en 1913, alcanzando 7239 km2. En ese mismo período la proporción de tierra cultivada con algodón pasaría de 11,5% a 22,5% mientras que entre 1910-1914 el algodón era responsable del 33% del valor de toda la producción agrícola egipcia.
En un afán por asegurar el control integral de las aguas del Nilo, debido a disputas crecientes con otras potencias europeas por el dominio colonial de África a fines del siglo XIX, los británicos se lanzaron en la década de 1890 a a la conquista de la cuenca superior del Nilo. De ese modo, tomaron el control de la actual Uganda en 1894, de Kenia en 1895, de Sudán entre 1896-1898, entre otros territorios, de modo que en 1898 tenían el control del Nilo blanco. En cuanto al Nilo azul, que aporta con la mayor parte del agua del Nilo, la estrategia británica fue distinta, estableciéndose el 15 de mayo de 1902 un tratado de determinación de límites entre Etiopía y Sudán, el cual establecía en su artículo III que el emperador etíope se comprometía con la corona británica a no construir o a impedir la construcción de cualquier obra que interrumpiera el cauce del Nilo azul, el lago Tana o el río Sobat hacia el río Nilo, a menos que se llegara previamente a un acuerdo con el gobierno de Su Majestad británica y el gobierno de Sudán.
Al mismo tiempo, el déficit de algodón que tuvo lugar a principios del siglo XX* llevó a plantear la necesidad de regular el flujo del Nilo sobre Egipto y Sudán de modo de poder tener un flujo regular de agua para riego en vez de depender de las crecidas del río, sin embargo, solo con el fin de la I guerra mundial se comprendió que cualquier plan de desarrollo del Nilo requería asignar previamente sus aguas. Por ello, en 1920 se formó la Comisión de proyectos del Nilo, con representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña y la India. La comisión estableció que el flujo promedio anual del río alcanzaba 84 mil millones de m3 (bcm en adelante), de los cuales Egipto necesitaría 58 bcm anuales. Además, se estimó que a Sudán le bastaba para satisfacer sus necesidades con las aguas del Nilo azul. *Producto de una plaga de gorgojo (Anthonomus grandis) proveniente de México, que desde 1892 comenzó a asolar las plantaciones del sur de los Estados Unidos, entonces el principal producto de algodón del mundo, de modo que en la década de 1920 había infestado todas las áreas con plantaciones de algodón.
Además, dado que el flujo del río varía de gran manera a lo largo del año se estableció que tanto el superávit como el déficit del flujo promedio se repartiría en partes iguales entre Egipto y Sudán.
Ese mismo año se estableció un plan de desarrollo del Nilo denominado Century Storage Scheme (Esquema centenario de embalses) que, entre otras cosas, establecía los siguientes proyectos:
I. Un embalse en la frontera entre Sudán y Uganda.
II. Un embalse en Sennar, Sudán para regar la región de Gezira*, situada al sur de la capital, Jartum. *Sudán les serviría también a principios del siglo XX para establecer un plan para cultivar algodón en su territorio, en la región de Gezira, donde los británicos pensaban que se podía crear un área de cultivo de algodón mayor que todo el delta del Nilo y cuya producción les podría servir de resguardo ante el surgimiento del nacionalismo anti-británico que se estaba manifestando en Egipto y, además, como herramienta para combatirlo al poder controlar las aguas que se dirigieran río abajo.
III. Un embalse en el Nilo blanco, para mantener el flujo de agua durante el verano sobre Egipto.
Como el plan implicaba levantar infraestructura fuera de las fronteras egipcias algunos egipcios lo consideraron una herramienta para controlar el país en vista de los afanes independentistas del pueblo egipcio. Además, las naciones situadas al margen del Nilo iban ganando en independencia por lo que los temas vinculados con el río iban volviéndose más complejos de resolver.
En 1925 se conformaría una nueva comisión sobre las aguas del Nilo la cual se basó en las consideraciones de la comisión de 1920, la que derivó finalmente en un Acuerdo sobre las aguas del Nilo entre Gran Bretaña y Egipto, el cual fue firmado el 7 de mayo de 1929.
El primer tratado en relación al uso de las aguas del Nilo tuvo lugar cuando la industria textil británica se encontraba en una serie crisis, la cual se inició con la I guerra mundial dado que los países asiáticos comenzaron a reemplazar con producción propia la producción textil británica y, además, la producían a un precio significativamente menor. Fruto de la crisis, el metraje de textiles de algodón exportados desde Gran Bretaña en 1921 alcanzaba cerca de 1/3 de lo exportado en 1910 y hacia fin de la década la situación seguía empeorando pues en 1930 la utilización de maquinaria textil en Gran Bretaña había bajado a cerca de 55%.
Tratado de 1929
Luego de que Egipto se independizó* de Gran Bretaña en 1922, transformándose a partir de entonces en un Reino, ambos países firmaron en 1929 un Acuerdo de repartición de las aguas del Nilo facilitado por el hecho de que una serie de naciones que compartían la cuenca del Nilo estaban bajo dominio colonial de Gran Bretaña**. *Se trató de una declaración unilateral de parte de la misma Gran Bretaña que respondió a un largo período de desobediencia civil en Egipto en busca de su independencia. La declaración dejó, de todos modos, muchas áreas de la administración del país en manos británicas y mantuvo también la presencia de tropas británicas en su territorio. **Gran Bretaña actuaba en representación de Sudán, Kenia, Tanganika (Luego de anexar el archipiélago de Zanzíbar se transformaría en Tanzania, en 1964) y Uganda.
El tratado fue producto de un intercambio de notas entre Gran Bretaña y Egipto pero que afectaba directamente a Sudán pues se restringía la cantidad de agua que este país podía tomar del Nilo, excepto en el período de crecidas. Además, el tratado obligaba a que Sudán obtuviera la aprobación de Egipto antes de emprender cualquier proyecto de riego. Al mismo tiempo, le entregaba a Egipto derechos sobre el uso de las aguas del Lago Victoria y otros cuerpos de agua en torno al Nilo.
Egipto asumía todos los derechos sobre el cauce del Nilo durante la temporada seca (20 enero-15 julio) relegando a Sudan el agua que pudiera almacenar desde el fin de la temporada de lluvias. Egipto obtenía, de ese modo, 48 mil millones de m3 del cauce y total acceso a las crecidas de primavera, mientras que Sudán solo tenía acceso a una reclamación por 4 mil millones de m3 del cauce del río. No se hacía referencia alguna a los derechos de los países del África oriental.
Además de asignar todas las aguas del Nilo a Egipto y Sudán, que entonces se encontraba bajo control de Egipto y Gran Bretaña, no permitía desvíos a naciones río arriba, las cuales se encontraban bajo control británico. El tratado afirmaba que "sin el consentimiento del gobierno egipcio, no se puede realizar trabajo alguno de irrigación o hidroeléctrico en los tributarios del Nilo, o en los lagos de los que fluye que se encuentren en Sudán o en países bajo administración británica, si esos trabajos pueden causar una reducción en el nivel de agua lesiva para Egipto".
Si bien Etiopía nunca había sido oficialmente colonia británica*, por lo que el tratado no debía comprometerla en modo alguno, su pobreza y debilidad difícilmente la hacía rival de lo que decidiera Egipto y Gran Bretaña por lo que no fue ni consultada ni menos informada de este acuerdo de uso exclusivo de las aguas del Nilo. *La verdad es que Etiopía había estado sometida al dominio de Italia desde 1936 pero durante la II guerra mundial tropas británicas colaboraron con los etíopes para derrotar a los italianos en el este de África. Posteriormente, ambos países firmarían diversos acuerdos que fueron restringiendo la influencia de Gran Bretaña en territorio etíope hasta que solo en 1955 las tropas británicas abandonaron la integridad del suelo etíope.
En 1954, el mismo año en que Egipto y Gran Bretaña acuerdan otorgarle independencia a Sudán a partir de 1956, este último país declara nulo el Tratado de 1929.
Tratado de 1959
Como el acuerdo de 1929 era insatisfactorio para las necesidades de desarrollo de Sudán, país que solo podía acceder a las aguas del Nilo una vez satisfechas las necesidades de Egipto, renegoció con este último un acuerdo de las aguas del río apenas obtenida su independencia, en 1956.
Egipto, que alcanzaría su plena independencia de Gran Bretaña ese mismo año, había intentado infructuosamente resolver sus disputas con Sudán antes de que esta nación se independizara de modo de no tener obstáculos para levantar la gigantesca represa que planeaba construir sobre el río, la futura represa de Asuán.
Inicialmente, las conversaciones entre ambas naciones giraron en torno a la futura represa, que tendría una capacidad anual de 156 mil millones de m3, para lo cual Egipto planteó establecer cuotas en el cauce del Nilo de 62 mil millones de m3 para sí mismo y de 8 mil millones de m3 para Sudán, considerando además asistir al nuevo gobierno sudanés en la construcción de un embalse en Roseires*, en el Nilo azul. *Este comenzó a operar el 10 de diciembre de 1966 mientras que en 1971 se le asoció una central de generación de energía hidroeléctrica. En 2013 se concluyó una ampliación. Sus aguas otorgan la posibilidad de riego a un país que sigue dependiendo de la agricultura para darle trabajo a la gran mayoría de su población.
Pero la independencia de Sudán no pondría obstáculos serios para Egipto pues tras un golpe militar, apoyado por el mismo Egipto, en 1958 se hizo con el poder en Sudán un nuevo gobierno dócil a las iniciativas egipcias, lo que llevó a la firma del Tratado de 1959.
Este estableció que el flujo anual medio del Nilo, medido en Asuán, era de 84 mil millones de m3, el que sería repartido íntegramente entre Egipto y Sudán, otorgándole una cuota anual a Egipto de 55.5 mil millones de m3 y dejando en manos de Sudán los restantes 18.5 mil millones.
Por otra parte, se estableció que las pérdidas anuales por factores como evaporación, filtraciones, etc. eran de 10 mil millones de m3, por lo que las cuotas anuales asignadas a cada país solo se calcularían después de deducir esas pérdidas.
Adicionalmente, se estableció repartir costos y beneficios de manera igualitaria si Sudán, en acuerdo con Egipto, construyese proyectos hídricos sobre el Nilo.
Se mantuvo el poder de veto por Egipto sobre cualquier proyecto que se construyera río arriba y se estableció distribuir por igual, entre Egipto y Sudán, los déficit y excesos de agua que se generaran en el río.
Como Etiopía, que da origen en su territorio a un 85% del flujo total del Nilo, no fue considerada en el tratado su gobierno declaró que desarrollaría proyectos hídricos dentro de su territorio de manera unilateral.
Doctrina Nyerere
El 4 de julio de 1962 el presidente de Tangayika*, la futura Tanzania, Julius Nyerere, envió la siguiente declaración oficial a los gobiernos de Egipto, Gran Bretaña y Sudán: *Estado africano que existió entre 1961, tras independizarse de Gran Bretaña, y 1964, cuando se anexó el archipiélago de Zanzíbar conformando Tanzania. Nyerere fue presidente de Tanganyika entre 1963-1964, manteniéndose como presidente de Tanzania entre 1964 y 1985.
"El gobierno de Tanganyika ha llegado a la conclusión de que la disposiciones del Acuerdo de 1929 que pretenden aplicarse a los países bajo administración británica no son vinculantes para Tanganyika...", agregando más adelante que "Si se reconoce la importancia de las aguas del Nilo para todos los Estados ribereños nuestro gobierno tiene interés en participar de las discusiones ... Por lo tanto, su utilización debe llevarse a cabo de una manera justa y equitativa para todos los Estados en sus riberas y en pos del mayor beneficios de todos los pueblos".
La declaración, conocida posteriormente como Doctrina Nyerere, afirma en el fondo que los antiguos países coloniales no tuvieron ningún rol que jugar en la formulación y conclusión de los tratados de la Era colonial en relación a la repartición y uso de las aguas del Nilo y, por lo tanto, no debe considerarse que estas naciones, hoy independientes, son automáticamente herederas de tratados de la época.
En 1963 Kenia se independizó y de inmediato invocó la doctrina Nyerere para rechazar el Acuerdo de 1929.
Represa de Asuán
Tras la invasión y ocupación de Egipto en 1882, la cual transformó al país de-facto en protectorado británico pues legalmente seguía siendo territorio del Imperio Otomano, los británicos decidieron construir una primera presa en el Nilo.
Como hemos visto los principales aportes del río vienen de las mesetas elevadas de Etiopía y tienen un carácter estacional lo que genera importantes crecidas, que, sin una represa, inundan las riberas en su curso inferior, aportando no solo con agua sino que también con sedimentos, entre los cuales está el limo, que es capaz de incrementar la fertilidad de los suelos. Al mismo tiempo, en años secos y sin una represa se produce un déficit de agua y pérdida de cosechas.
Por ello, la construcción de una represa buscaba regular el caudal de modo de contar con una irrigación más regular y constante que permitiera apoyar la explotación agrícola de las riberas y regar y proteger de las crecidas los campos de algodón (cuya producción era enviada a Inglaterra para fabricar telas que luego se vendían a alto precio en Egipto y otras colonias).
La represa se decidió construir en las cercanías de la ciudad de Asuán, en el sur de Egipto, junto a la I catarata del Nilo*, concluyendo su construcción en 1902, constituyéndose entonces en la mayor del mundo. *Originalmente, un total de 6 las cuales se extendían entre Jartum y Asuán. Varias de ellas han sido cubiertas por las represas construidas sobre el río. A pesar de su denominación corresponden realmente a rápidos sobre el río y no a cascadas de agua.
Los resultados en la producción agrícola fueron evidentes, al incorporarse 210 mil hectáreas a riego permanente mientras que entre 1885 y 1910 la producción de algodón se duplicó.
Las dimensiones de la represa fueron aumentadas en 4 ocasiones, 2 veces entre 1907-1912 y las restantes entre 1929 y 1933.
Y si bien la presa permitía mantener la irrigación de tierras agrícolas en períodos de sequía no era capaz de contener el desborde de las aguas del río en períodos de grandes crecidas. A pesar de lo anterior, el factor decisivo para construir una nueva presa estuvo dado por el crecimiento sostenido de la población que llevó a Egipto a pasar de 10 millones en 1900 a 20 millones a mediados de siglo, lo que requería aumentar la producción agrícola del país. Por ello, en 1946 se estableció la construcción de una nueva presa la que no se comenzaría a construir sino hasta casi 15 años después, dejando la vieja presa para producción de electricidad y regulación de los flujos de la nueva presa en períodos de grandes crecidas.
En la época, Egipto contaba con un reformador que no solo había ayudado a derrocar a la monarquía existente en el país, tras la Revolución de 1952, sino que se había transformando en líder del mundo árabe. Se trataba de Gamel Nasser, militar egipcio cuya carrera política lo transformó en primer ministro y luego en presidente de su país y que se transformó en un referente en el mundo árabe por su postura anti-colonialista que lo llevó a oponerse a Occidente y a establecer lazos, de manera circunstancial, con la URSS.
Fue precisamente bajo su mandato que se decidió construir la Gran represa de Asuán. Inicialmente, la obra contaba con apoyo financiero del "Banco internacional para la reconstrucción y el desarrollo" (institución creada tras la II guerra mundial para apoyar la reconstrucción) y con la cooperación técnica de los Estados Unidos y Gran Bretaña pero en 1956 el proyecto fue desechado gracias al lobby de la industria del algodón de los Estados Unidos que consideraba una amenaza para sus mercados de comercialización el aumento de la producción de algodón egipcio* producto de la nueva represa. *El algodón egipcio está considerado tradicionalmente el de mejor calidad en el mundo, sin embargo, en la actualidad es una industria en deterioro en el país, no solo por la alta demanda de agua de los cultivos, en un país que ve el agua como un recurso cada vez más escaso, sino también por la pérdida de calidad de sus semillas. 2016 fue el año de menor producción histórica de algodón en el país y ya en 2019 cedió su puesto como primer productor de algodón de África a Benín (llamado Dahomey hasta 1990).
Con el avance de la década del ´50 estaban comenzando a entrar al mercado mundial del algodón una serie de naciones que estaban logrando no solo abastecer por completo sus mercados internos sino que pronto comenzarían también a exportarlo por lo que los productores del sur de los Estados Unidos estaban buscando lidiar con una competencia creciente*. De hecho, la nación que había dado inicio a la industria textil, Gran Bretaña, se había transformado en 1958 en importador neto de ropa de algodón. *En términos de reducción de sus importaciones de algodón, un ejemplo fueron muchas otras naciones asiáticas, por ejemplo, Pakistán, cuyas importaciones de hilo de algodón pasaron de 77 mil toneladas en 1951 a 3700 toneladas en 1955 y a apenas 440 toneladas en 1960.
Tras el rechazo de Occidente para financiar la represa, el 26 de julio de 1956 Nasser decide nacionalizar el Canal de Suez de modo de usar las tarifas de cobro por el uso del canal* para financiar la construcción de la Represa de Asuán lo que causó una intervención militar de Francia, Gran Bretaña e Israel, denominada "Operación mosquetero" por los ingleses. Sin embargo, la intervención política de la ONU, los Estados Unidos y la URSS llevaron la operación a una rápida conclusión de modo que el 6 de noviembre de 1956 se toma la decisión de detener la operación militar y entregar el canal. Con el Canal en manos egipcias Nasser obtuvo una victoria colosal no solo para su propio país sino que también para su imagen en todo el mundo árabe. *100 millones de dólares anuales de la época para un proyecto que terminó costando mil millones de dólares.
Su distanciamiento de Occidente llevó a Nasser (imagen superior) a aceptar el apoyo técnico y financiero de la URSS que se hizo cargo del proyecto construyendo la represa durante la década de 1960, a la cual se asoció un extenso lago artificial, el lago Nasser, de 550 km de largo y 10 km de ancho, en promedio, el cual comenzó a llenarse en 1964. La represa contaba además con capacidad de generación eléctrica, un total de 2,1 GW, que comenzó a operar en 1967, logrando producir la mitad de la demanda eléctrica de Egipto cuando alcanzó por primera vez su capacidad de generación eléctrica máxima. Nasser moriría en septiembre de 1970, poco después de la conclusión de las obras, el 21 de julio de 1970, pero antes de la inauguración oficial de la represa, en enero de 1971.
La represa no solo ofreció a los egipcios una fuente de energía hidroeléctrica sino que además le permitiría sostener una población creciente y contar con un depósito de agua auxiliar que otorga seguridad en períodos de sequía. De hecho, al extender la temporada de riego puede permitir regar 800 mil hectáreas y generar hasta 2-3 cosechas anuales, lo que incrementó el nivel de vida en el país. La represa permite, además, controlar el potencial destructivo de las crecidas del Nilo.
Pero a pesar de proveer al país con agua y electricidad y de regular el flujo del Nilo su operación iría generando una serie de externalidades negativas, como la retención por la represa del fértil limo lo que ha incrementado aguas abajo el uso de fertilizantes por los agricultores*, además la falta del limo ha incrementado la velocidad de las aguas del río lo que ha acentuado la erosión del delta del Nilo permitiendo la intrusión de agua salada a las zonas del delta más cercanas al Mediterráneo. Adicionalmente, al estar situada en una zona de clima árido la presa tiene pérdidas muy grandes por evaporación, equivalentes a un 14% del caudal del Nilo. *La pérdida de fertilidad de los suelos agrícolas en Egipto significa hoy la aplicación anual de 1 millón de toneladas de fertilizantes, que vienen a reemplazar las 40 millones de toneladas de limo que depositaba el río cada año sobre sus riberas.
Tampoco puede dejar de mencionarse que la obra implicó el desplazamiento de 120 mil personas, representantes de la etnia nubia, que tuvieron que abandonar las tierras ancestrales que ocupaban en Egipto y Sudán.
En 1972 Anwar Sadat, presidente de Egipto entre 1970-1981 y bajo cuyo mandato se inauguró la represa de Asuán, rompió toda relación con la URSS expulsando en julio a todos los consejeros militares soviéticos.
Otros países de la cuenca del Nilo aún ven la construcción de la represa de Asuán como una acción agresiva de parte de Egipto dirigida a mantener el control de las aguas del Nilo. De hecho, Sudán había planteado en los ´50, como alternativa a una sola gran represa, la construcción de una serie de ellas, más pequeñas y a lo largo de todo el curso del Nilo lo que Egipto rechazó pues le significaba establecer potenciales acuerdos con una serie de naciones río arriba, los que podían no llegar a concretarse y dejarían a Egipto sin capacidad de manejar hegemónicamente el cauce del río.
Reacción de Etiopía frente a la construcción de la represa de Asuán
Como hemos visto, el aporte principal a las aguas del Nilo viene de las mesetas etíopes pero en el curso del siglo XX la administración del río fue manejada por Egipto como si la gestión de sus aguas le perteneciera en su totalidad. Esto no impidió que los etíopes reaccionarán ante los planes de construcción de la mega-represa de Asuán. Etiopía, entonces una monarquía, respondió en 1959 separando la iglesia ortodoxa etíope de su dependencia, de 1600 años, de la iglesia ortodoxa egipcia. Además, su emperador inició planes para construir diversos embalses en el Nilo azul y sus tributarios, por lo que pagó 10 millones de dólares del fisco etíope para un estudio por el Departamento de reclamaciones de los Estados Unidos, una oficina de gobierno que supervisa recursos hídricos, la cual generó en 1964 un informe de 17 tomos denominado "Recursos terrestres e hídricos de la cuenca del Nilo azul: Etiopía", el cual propuso construir 4 grandes represas sobre el Nilo azul con una capacidad combinada de 51 bcm*, equivalente al flujo medio anual del Nilo azul, y con una capacidad hidroeléctrica que triplicaba la de la Gran represa de Asuán. *Su flujo medio anual entre 1915-2014 se estima en torno a 50 bcm, pero presenta significativas diferencias en términos de estación, de modo que un 70% de su flujo tiene lugar a lo largo de 4 meses, con su máximo registrado entre julio y septiembre.
La respuesta de Nasser, entonces presidente egipcio, fue apoyar la desestabilización de Etiopía, incentivando a los musulmanes de Eritrea*, territorio que se había unificado con Etiopía tras la II guerra mundial, a separarse de Etiopía (nación mayormente cristiana) además de incitar a los musulmanes de Somalía a luchar por la secesión e independencia de la región etíope de Ogaden. *Nación con 50% de musulmanes y cerca de 48% de cristianos.
Somalía se había independizado en 1960, luego de lo cual planteó de inmediato una serie de reivindicaciones territoriales a una serie de países vecinos, Etiopía, Kenia, Yibuti, de modo de integrar la población somalí que residía en esas naciones en una única Gran Somalía. En el caso particular de Etiopía su región con población mayoritariamente somalí era Ogaden. Los enfrentamientos armados, que tuvieron lugar entre 1977-1978, no cambiarían, sin embargo, la condición de Ogaden que siguió siendo parte de Etiopía.
En cuanto a Eritrea, nación situada junto al Mar Rojo, se transformó en colonia italiana a fines del siglo XIX pero quedó en manos británicas tras la derrota de Italia en la II guerra mundial. Su estatus definitivo fue determinado por un referéndum que se realizó en 1952. Si bien los locales buscaban declarar su independencia de Etiopía, una nación sin salida al mar, los etíopes buscaban precisamente contar con acceso al Mar rojo por lo que deseaban integrar Eritrea a Etiopía, lo que se logró por medio de la creación de la Federación de Etiopía y Eritrea. Lamentablemente, el estatus federativo no operó pues Etiopía hizo lo posible por transformar a Eritrea en una provincia más, suprimiendo su estatus federal y comenzando a suplantar los elementos de la cultura eritrea por elementos etíopes, lo que generó un movimiento de independencia de Eritrea que desencadenó una guerra a partir de 1961. Esta se extendió por 30 años, concluyendo en 1993 con la independencia de Eritrea y dejando un costo en vidas de cientos de miles de muertos además de dejar a Etiopía sin salida al mar. A lo largo de la década de los ´80, en medio del conflicto, la falta de lluvias en la meseta etíope causó una seria sequía, la cual afecto todo el curso inferior del Nilo, provocando más de un millón de muertes en Etiopía producto de la sequía y la hambruna, acentuados además por la condición de guerra que vivía el país.
Egipto también se vio afectado por el déficit de agua, y el consiguiente de electricidad, por lo que comprendieron que la Represa de Asuán no había resuelto por completo su dependencia del curso río arriba del Nilo. Y si bien esto provocó un acercamiento circunstancial entre los gobiernos de Egipto (Hosni Mubarak) y Etiopía (Haile Mengistu) cuando en la década de los ´90 las lluvias recuperaron sus patrones habituales el presidente Mubarak (1981-2011) redobló sus esfuerzos en un proyecto que buscaba seguir monopolizando las aguas del Nilo, el del canal de Toshka, el cual ya se había planteado en décadas previas.
Proyecto del canal Toshka
El llamado proyecto del Valle nuevo, Toshka fue parte de una serie de grandes proyectos nacionales para redistribuir la siempre creciente población egipcia en áreas desérticas que deberían ser regadas, principalmente, con las aguas del Nilo. Planteado originalmente por el presidente Nasser, como parte del proyecto de la construcción de la represa de Asuán, fue abandonado en 1964 pero vuelto a considerar en la década del ´70 por el presidente Hosni Mubarak, bajo la misma idea original. El proyecto consideraba la creación de un gran asentamiento agrícola e industrial al oeste del Nilo alimentando por un 10% de las aguas del lago Nasser, de modo de desplazar allí a un 20% de la población de Egipto.
Las aguas del Nasser serían llevadas por medio de un canal, el cual se concluyó en 1978, a través de una depresión en el desierto, la cual ocupa el lugar donde hace 250 mil años atrás existió un mega-lago.
A fines de los ´90 comenzó a fluir agua de dicho canal, denominado Sadat, desde el lago Nasser lo que fue notado por primera vez desde el espacio en noviembre de 1998, cuando los astronautas del transbordador espacial comenzaron a observar la aparición de un lago al oeste del lago Nasser, y la aparición posterior de otros adicionales más al oeste.
Entre 2007 y 2013 los lagos comenzaron a disminuir su superficie de manera significativa, y algunos de ellos incluso desaparecieron, debido a que a partir de 2003 dejaron de recibir agua del lago Nasser. Se estima que la pérdida de agua de los lagos artificiales, situados en una zona extremadamente árida, se produjo sobre todo por evaporación pues se calculó que las pérdidas por filtración hacia el suelo eran poco significativas.
Si bien el costo del proyecto integral fue estimado por el gobierno egipcio en menos de 100 millones de dólares especialistas de Estados Unidos lo calcularon en casi 90 mil millones de dólares (900 veces más!) lo que habla un poco de la improvisación con que las autoridades egipcias manejaron el proyecto.
Hasta el presente, el proyecto no ha logrado irrigar más de un 10% de la superficie original estimada además de haberse encontrado con una salinidad de los suelos demasiado elevada.
Como implicaba utilizar un 10% de las aguas del lago Nasser para regar tierras desérticas el proyecto causó ira en Etiopía al ver que los egipcios buscaban cultivar en el Sahara al tiempo que, por acuerdos de la época colonial, no dejaban a su país valerse del uso de las aguas del Nilo, cuyo origen en un 85% estaba en sus tierras. Fue entonces que los etíopes se plantearon realizar el proyecto de la Gran represa del Renacimiento en las aguas del Nilo azul, el principal afluente del Nilo.
Iniciativa de la Cuenca del Nilo
En 1992 se acordó establecer un desarrollo conjunto de la cuenca llamado Iniciativa de la cuenca del Nilo, en un intento por promover una asignación equitativa y cooperativa de las aguas del Nilo, y que se conformó oficialmente el 22 de febrero de 1999 por medio de la participación de los ministros de recursos hídricos de sus países fundadores: Burundi, Egipto, Etiopía, Kenia, República democrática del Congo, Ruanda, Sudán, Tanzania y Uganda. En el presente, Eritrea y Sudán del Sur (que se independizó de Sudán en 2011 producto de la situación generada por la llamada "Primavera árabe") forman también parte de la Iniciativa, en condición de observadores.
Si bien la Iniciativa no asigna las aguas del Nilo su mera creación es un reconocimiento explícito de que el futuro de la cuenca dependerá de soluciones multilaterales y que, en concreto, el Acuerdo de 1959 será algún día reemplazado por otro más equitativo.
Si bien la Iniciativa carecía de mecanismos efectivos para hacer cumplir sus acuerdos y para resolver disputas se constituyó en un primer gran paso para unir fuerzas y establecer nuevos acuerdos de uso de las aguas del Nilo en el futuro, que no consideraran solo los intereses de Egipto, como sucedía hasta entonces.
Marco de cooperación general del Cairo entre Egipto y Etiopía
Se firmó en 1993 en El Cairo entre ambos países, y constituye el primer marco bilateral de cooperación sobre temas relacionados con el Nilo. El acuerdo estipula que futuras negociaciones entre ambos países deberían establecerse bajo principios y normas de la ley internacional.
Represa de Merowe
Este proyecto se había propuesto realizar en diversas ocasiones durante la I mitad del siglo XX cuando Sudán estaba bajo dominio de Gran Bretaña y Egipto (condición en que se mantuvo entre 1899 y 1956) y se buscaba regular el flujo del Nilo corriente abajo para permitir el desarrollo de cultivos de algodón.
Cuando Sudán alcanzó en 1956 su independencia Egipto ya tenía avanzado el proyecto de construir la Gran represa de Asuán por lo que el proyecto de la represa de Merowe resurgió solo en 1979 cuando el gobierno militar de Gafar al-Nimeiry (imagen superior), que gobernó Sudán entre 1969-1985, decidió cubrir sus necesidades de electricidad con su construcción. Sin embargo, la falta de financiamiento dejaría el proyecto solo en el papel.
Entre 1999-2000 Sudán comenzó a exportar petróleo* en cantidades comercialmente significativas lo que generó el interés de inversionistas extranjeros en el país, y también en la represa, la cual sedujo a inversionistas chinos** y de diversos países árabes quienes, en conjunto, se hicieron cargo de 2/3 del financiamiento del proyecto (el resto fue aportado por el gobierno sudanés) que tendría un costo final de 3 mil millones de dólares. *En 2011, a consecuencia de una guerra civil el sur del Sudán, cristiano y animista, se separó del norte musulmán, llevándose consigo la mayoría de los campos de petróleo del país. **En ese momento, este era el mayor proyecto en el exterior en que habían participado hasta entonces los chinos.
Cuando el proyecto inició su construcción, en 2003, Sudán tenía un consumo eléctrico equivalente a apenas un 6% del consumo en Egipto y concentrado mayormente en su capital Jartum. Y si bien Sudán ya contaba con otras 2 represas, Sennar, construida en 1925, y Roseires, en 1966, se trataba de obras destinadas mayormente a riego.
La represa se levantó en la IV catarata del Nilo*, la cual quedó sepultada bajo sus aguas, y significó el desplazamiento de unas 55-70 mil personas, que debieron dejar las fértiles riberas del Nilo para establecerse en otras zonas de gran aridez, mientras que también sepultó bajo las aguas incalculables tesoros arqueológicos. Numerosas protestas contra la construcción de la represa por parte de los residentes de los territorios que resultarían inundados significaron también la muerte de varios de los manifestantes. *350 km río arriba desde Jartum, la capital del Sudán.
Concluida en 2009 y con una capacidad de 1250 MW logró duplicar la capacidad de generación eléctrica de Sudán. En 2010 producía un 60% del consumo eléctrico del país.
Egipto, que aprobó y colaboró con Sudán en el proyecto, no previó que su construcción incentivaría a otros países ribereños, particularmente a Etiopía, para realizar proyectos similares, además del mismo Sudán, que, con apoyo financiero de China, planea construir otras 2 represas en el Nilo, en la región de Nubia:
I. La represa Kajbar, situada cerca de la 3era catarata, la cual tendría capacidad para generar 360 MW de electricidad. Si bien debió haberse terminado de construir en 2016 hasta el presente sigue sin ejecutarse debido a la oposición por parte de las comunidades locales, pues su construcción llevará al desplazamiento de unas 10 mil personas además de sumergir cerca de 500 sitios arqueológicos.
II. La represa Dal, en torno a la 2da catarata, que permitiría generar en torno a 400 MW de electricidad. Conllevará el desplazamiento de entre 5-10 mil personas.
Acuerdo marco 2010 o Acuerdo de Entebbe
Después de años de conversaciones y negociaciones para establecer un marco legal para resolver las disputas en torno a la asignación de aguas y construcción de proyectos en el Nilo se redactó un documento final en 2010 para ser firmado por los países con riberas en el río. Sería firmado de inmediato por Etiopía, Ruanda, Tanzania y Uganda, a los cuales pronto se sumó Kenia y, en 2011, Burundi. Ese mismo año se produjo la secesión de Sudán del Sur de Sudán, como un hecho derivado indirectamente de la ola de protestas generada por el fenómeno de la Primavera árabe. La nueva nación independiente solicitó incorporarse a la Iniciativa de la cuenca del Nilo (en adelante ICN) dado que los demás países miembros querían que se incorporara al Acuerdo de Entebbe, pues se requería de una sexta nación para que sus acuerdos se pusieran en ejecución.
El acuerdo entre los países de la cuenca del Nilo logró aislar a Egipto que, por supuesto, quería mantener el statu-quo fundado por los acuerdos de 1929 y 1959 dado el privilegio que le otorgaba frente a las aguas del río. Y si bien Sudán también en un principio se puso de parte de los egipcios, retirándose de la Iniciativa de la cuenca del Nilo en 2013, se reintegró dado que la independencia de Sudán de Sur lo privó de importantes ingresos por exportación de petróleo, dado que la mayoría de los campos de explotación se encontraban en los ahora independientes territorios del sur. Forzado a enfocarse en sus ingresos agrícolas se concentró nuevamente en las aguas de riego del Nilo. Con el regreso de Sudán a la ICN, Egipto tuvo que, a regañadientes, acercarse de nuevo a la organización de modo que en julio de 2016 el ministro de riego egipcio solicitó su reincorporación y la discusión de los puntos del Acuerdo de Entebbe.
Dadas las circunstancias, Sudán incrementó en 2013 las dimensiones de su represa de Roseires y, además, apoyó la construcción de la represa del Renacimiento en Etiopía, iniciada en 2011, lo que provocó un empeoramiento de sus relaciones con Egipto al tiempo que un mejoramiento de las mismas con Etiopía.
Egipto, en particular, cuestionaba que los acuerdos en relación al Nilo se tomaran por mayoría (dado que nunca la tendría) inclinándose por actuar por unanimidad, además quería que cualquier proyecto río arriba fuera primero comunicado a los países situados aguas abajo para que lo aprobaran solo después de analizar sus posibles consecuencias negativas.
Producto de lo anterior, cuando Etiopía comenzó a construir en 2011 la llamada Represa del Renacimiento, la más grande represa del continente africano, el Acuerdo de Entebbe privó a Egipto del derecho a veto como también del derecho a inspección de la represa, que le otorgaban los tratados que firmó unilateralmente en el siglo XX
Debe tenerse presente que el acuerdo tuvo lugar en una década en que Egipto estaba en una posición debilitada y no solo por la inestabilidad que la primavera árabe había provocado en el país o la posibilidad de suspensión de asistencia financiera de los Estados Unidos tras el golpe militar de 2013*, sino que también por el déficit creciente de agua producto de su sobrepoblación que había llevado a reducir en el país su producción agrícola, de modo de disminuir sus niveles de riego, a tal punto que hoy Egipto es el mayor importador de granos del mundo. De hecho, el país importa hoy 60% de su comida. Por lo mismo ha pasado de las amenazas de intervención militar a un diálogo incipiente con otras naciones de la cuenca aunque siga insistiendo que firmara el Acuerdo de Entebbe solo si se reconocen como válidos los acuerdos de 1929 y 1959. *Se refiere al derrocamiento, en julio de 2013, del presidente Mursi (imagen superior), de línea musulmana más ortodoxa, quien fue arrestado junto a centenares de partidarios de los Hermanos musulmanes, el movimiento político que lo respaldaba. Posteriormente, se estableció al presidente del tribunal constitucional del país, Adli Mansur, como presidente interino hasta la realización de nuevas elecciones, las que aún no tienen lugar. Desde 1979 Egipto es, tras Israel, el segundo mayor receptor de ayuda financiera de los Estados Unidos pero la ley norteamericana obligaba a interrumpir esa asistencia de inmediato si el presidente en ejercicio era derrocado por un golpe militar. Ese año el presupuesto norteamericano consideraba entregar una ayuda de 1,55 mil millones de dólares a Egipto, a partir de octubre de 2013, 250 millones en ayuda económica, y el resto en asistencia militar. Tras el derrocamiento de Mursi las autoridades norteamericanas hicieron lo posible por no calificar públicamente como golpe de Estado el cambio de gobierno en el país.
Al mismo tiempo, el país que alberga el origen del Nilo azul y el nuevo mega-proyecto de la Represa del Renacimiento, Etiopía, estaba transformándose entonces, del país extremadamente pobre que fue, a uno que, al concluir la represa, no solo podría evitar el riesgo de las crecidas del Nilo en su propio suelo y en el vecino Sudán sino que también podrá otorgar electrificación a la totalidad de su país y exportar los excedentes que se generarán. Por otra parte, la asistencia financiera china para construir la represa ha ido de la mano también de asistencia militar de Europa y los Estados Unidos hacia Etiopía, probablemente para evitar que el país se acerque demasiado a rivales de los Estados Unidos, como China y Rusia, pues los etíopes adquirieron de este último país un sistema de defensa antiaérea como respuesta a la retórica egipcia de atacar la represa.
Inicio de construcción de la Gran represa del Renacimiento
El sitio final de la Gran represa del Renacimiento de Etiopía se escogió a partir de los 4 propuestos por la Oficina de Recuperación de Estados Unidos tras la prospección del Nilo Azul que realizó a solicitud del gobierno etíope entre 1956 y 1964. Sin embargo, debido al golpe de Estado* que derrocó la monarquía que había regido al país entre 1930 y 1974 el proyecto quedó solo en el papel. *Estableció un gobierno comunista el cual se mantuvo en el poder hasta 1991, cuando fue derrocado a consecuencia de una guerra civil.
Habría que esperar hasta el siglo XXI para contar con nuevas noticias sobre la presa, pues en octubre de 2009 el gobierno etíope abrió una nueva investigación, con carácter de secreta, para establecer definitivamente su sitio de construcción, lo que se concretó a mediados de 2010. Por su carácter de secreta se dio al proyecto el nombre de Proyecto X.
Posteriormente, el 31 de marzo de 2011, un día después que se hiciera público el proyecto, se adjudicó un contrato de 4.800 millones de dólares* (en torno a 5% del PIB etíope), sin licitación, a la empresa italiana Salini Impregilo, mientras que la primera piedra de la presa fue colocada el 2 de abril de 2011 por el entonces Primer Ministro Meles Zenawi**. Después que se anunció su contrato el llamado Proyecto X paso a denominarse Represa del Milenio, sin embargo, el 15 de abril de 2011, el Consejo de Ministros la rebautizó como Grand Ethiopian Renaissance Dam. Inicialmente se preveía que su construcción se completaría en julio de 2017. *1,8 mil millones de dólares corresponden a las turbinas y equipos asociados a generación eléctrica, los cuales son financiados por bancos chinos. **Presidente de Etiopía entre 1991 y 1995, tras la victoria en la guerra civil que derrocó al anterior régimen comunista en el poder y en que encabezó tanto la coalición que gobernó al país, el Frente democrático-revolucionario de los pueblos etíopes, como la agrupación principal dentro de la coalición, el Frente popular de liberación de Tigray. Fue primer ministro a partir de 1995, luego de que la nueva constitución de 1994 transformara el país en una república parlamentaria federal, hasta 2012, cuando falleció producto de un cáncer.
El proyecto está situado sobre el Nilo azul, a unos 500-700 km al noroeste de la capital Addis-Abeba y a 15 km de la frontera con Sudán. En cuanto a sus pérdidas por evaporación, se estima que anualmente alcancen un volumen 1,5 km3, un valor significativamente menor a la represa de Asuán que, situada en un clima más árido, alcanza volúmenes de evaporación anuales de 10-16 km3.
En mayo de 2013 Etiopía comenzó a desviar las aguas del Nilo azul lo que tomó por sorpresa a las autoridades egipcias, que días después reaccionaron planteando públicamente distintas acciones, tales como la destrucción de la obra o el respaldo a grupos de oposición para generar un golpe de Estado en Etiopía.
Este mismo año, a principios de junio, el parlamento etíope ratificó el Acuerdo de Entebbe, que como hemos visto reemplaza los tratados de 1929 y 1959 que entregaban la gestión y el uso de las aguas del Nilo a Egipto y Sudán. El entonces presidente egipcio, Mohamed Morsi, reaccionó afirmando que no quería la guerra pero que no aceptaría que la represa etíope pusiera en riesgo el suministro de agua de su país.
Para 2014 un 30% de su construcción estaba terminada mientras que a fines de 2019 ya se había completado en un 70%.
Una vez terminada, la represa principal abarcará un área de 1,780 kilómetros cuadrados y almacenará aproximadamente 15 mil millones de metros cúbicos de agua detrás de su muro de 155 metros de altura. Contará con una represa auxiliar, un embalse de roca y hormigón de 4.800 metros de longitud y 55 metros de altura, que almacenará aproximadamente 60 mil millones de metros cúbicos de agua y ayudará a desviar cualquier exceso de agua del depósito principal a lo largo del curso del Nilo.
La represa de Asuán en Egipto (169 bcm) tiene más del doble de capacidad volumétrica que la etíope del Renacimiento (74 bcm*) que, una vez completada, será la segunda presa más grande de África por volumen. Sin embargo, en términos de electricidad producida, con una potencia de 6.450 MW, eclipsará fácilmente la potencia de 2.100 MW de la presa de Asuán, convirtiéndola en la planta de energía hidroeléctrica más grande del continente africano y la 7a más grande del mundo. *Equivale a 1,5 veces el flujo de agua que cruza durante 1 año en ese sector del Nilo azul.
Comisión tripartita GERD
El 23 de marzo de 2015 Egipto, Etiopía y Sudán firmaron en la capital sudanesa una declaración de principios para guiar las futuras negociaciones entre estos países sobre la Represa del Renacimiento, y que se ha constituido en el único acuerdo que establece ciertos marcos de acción para estos 3 países en relación a la represa del Renacimiento.
Según la declaración, Etiopía se compromete a tomar las medidas necesarias para evitar causar un daño significativo a Egipto y Sudán, y a mitigar este daño en caso de que tuviera lugar además de discutir una compensación cuando sea conveniente.
El documento no incluye referencia alguna a acuerdos históricos ni a la participación adquirida por Egipto en las aguas del Nilo ni tampoco compromete a Etiopía a reconsiderar el tamaño de la represa y su capacidad de almacenamiento.
La declaración comprende 10 puntos que a grandes líneas establecen lo siguiente:
I. Cooperación en términos de las necesidades de agua, tanto corriente abajo como corriente arriba del Nilo.
II. La represa busca generar energía de modo de favorecer el desarrollo económico y la integración regional.
III. Al utilizar el Nilo azul los países tomarán las medidas necesarias para no provocar daños pero si se afecta a otro país se deberán tomar medidas de mitigación y/o compensación con el país afectado.
IV. Los países utilizarán los recursos hídricos de manera razonables y equitativa.
V. Implementar decisiones establecidas por el panel internacional de expertos* en el primer llenado de la represa y la operación de la misma. *Fundado en 2012 con expertos de los 3 países, Egipto, Etiopía y Sudán, y de algunas organizaciones independientes que analizan principalmente aspectos de ingeniería del proyecto y que han entregado diversas recomendaciones para realizar modificaciones en el proyecto, las cuales han sido acogidas de manera parcial.
VI. Se dará prioridad a los países situados río abajo para la venta de energía generada por la represa.
VII. Los países compartirán información y datos a tiempo para realizar estudios en conjunto.
VIII. Etiopía implementará las medidas de seguridad de la represa establecidas por el panel internacional de expertos.
IX. Los países cooperarán para utilizar y proteger el río a partir de los principios de igualdad soberana, buena fe y beneficio mutuo.
X. Las disputas surgidas por la aplicación de este acuerdo se resolverán de manera amistosa por medio de consultas o negociaciones, o la apelación a acciones futuras de mediación o conciliación.
Años más tarde, cuando Etiopía inició el llenado del embalse, a mediados de 2020, Egipto dirigió una nota al Consejo de seguridad de Naciones Unidas en la cual denunciaba a Etiopía de violar el artículo 5 del Acuerdo de declaración de principios firmado ese año.
Sin embargo, como bien aclararían los etíopes, la declaración de principios de 2015 no era un tratado por lo que no tenía carácter normativo y no generaba obligaciones legales internacionales sobre Etiopía y, por tanto, no se podía establecer una disputa legal sobre su interpretación y aplicación.
El punto V de la Declaración solo hablaba de la importancia de mostrar colaboración entre los 3 países cuando se iniciare el primer llenado de la represa.
Nuevas conversaciones
Las conversaciones entre las partes se han seguido desarrollando de manera relativamente infructuosa, al tiempo que Etiopía mantiene la construcción de la obra y ha realizado el primer llenado de la represa, mostrando que Egipto ya no está en condiciones de imponer alguna condición a los países río arriba de la cuenca y que tendrá que aceptar las condiciones en el flujo del Nilo impuestas por esta y nuevas represas que se construyan.
Una nueva ronda de esas conversaciones se desarrolló a partir del 26 de junio de 2020, ante la participación de expertos y observadores del Banco mundial, Estados Unidos, la Unión africana y la Unión Europea.
En términos generales, Etiopía busca que en las conversaciones sean más relevantes las decisiones de la Unión africana* de modo de favorecer un manejo conjunto del Nilo, que es lo que más le incomoda a Egipto y, además, para seguir ganando tiempo de modo que los hechos hablen por sí solos. De hecho, ya tiene previsto comenzar la generación de electricidad y dar inicio a una segunda fase del llenado de la represa en la segunda mitad de 2021.
El futuro deja abierto, de todos modos, algunos puntos que tendrán que resolverse pero, que tendrán de particular, que su resolución final ya no estará en manos de Egipto, como por ejemplo, cómo operará la Represa etíope en años de sequía o el carácter que tendrán los acuerdos y los mecanismos de resolución de disputas a que lleguen los 3 países en relación al manejo de las aguas del Nilo azul.
Desde 2015 la gran disputa es el ritmo de llenado del embalse asociado a la represa, proceso que Egipto intenta dilatar en la mayor medida posible, extendiéndola a no menos de 10 años mientras que, al contrario, Etiopía, busca llevarlo a cabo en el menor tiempo posible. La última reunión entre los 3 países, que no llegó a un acuerdo, tuvo lugar el 4 de noviembre de 2020 sin que hasta ahora se haya establecido fecha para un nuevo encuentro.
Qué papel juega Sudán?
Durante el gobierno de Omar Al-Bashir (imagen inferior), militar que gobernó Sudán entre 1993 y 2019 y que tanto llegó como salió del poder por medio de un golpe de Estado, las relaciones entre Sudán y Egipto fueron particularmente tensas a consecuencia de los hechos derivados de la Primavera árabe, dado que cientos de miembros de la Hermandad musulmana, agrupación islámica pro-turca que promovió los desórdenes sociales que llevaron a la caída del presidente Hosni Mubarak, se refugiaran en Sudán tras el derrocamiento en julio de 2013 de su representante, Mohamed Mursi.
Adicionalmente, Sudán tuvo un acercamiento posterior con Turquía, rival de Egipto, que llevó a que en diciembre de 2017 el presidente Al-Bashir acordará la construcción de un muelle por Turquía en las costas del Mar Rojo, cerca de la frontera con Egipto, para mantención de embarcaciones civiles y militares. El acuerdo fue visto por Egipto como una concesión de territorio para que Turquía construyera una base naval cerca de su frontera.
Hoy, con Al Bashir arrestado y acusado de genocidio por el tribunal penal internacional, es decir, fuera del escenario político, Egipto intenta mantener a Sudán (gobernado ahora por un gobierno provisional en espera de nuevas elecciones en 2021) como su aliado involucrándolo en temas comunes, donde además de la represa etíope y el uso de las aguas del Nilo están el Mar Rojo y la situación en Libia*. Producto de ello en noviembre de 2020 ambas naciones realizaron ejercicios militares conjuntos esperando repetirlos nuevamente en 2021, actividades que son, en cierta medida, también una advertencia contra Etiopía que continúa con el desarrollo del proyecto de la Gran represa y sin otorgar gran relevancia a las conversaciones con Sudán y Egipto, en las cuales este último país intenta de todas las formas posibles establecer un tratado que regule y especifique el uso de las aguas del Nilo por la represa etíope. *Nación del norte de África, situada directamente al oeste de Egipto, y que se vio afectada por una guerra civil a partir de 2011, instancia en la que fue bárbaramente asesinado su líder nacional, Muamar al-Qadafi. Esto último llevo a la fragmentación del país en distintas regiones bajo control de distintas agrupaciones, las principales de las cuales cuentan con apoyo internacional, sobre todo de diversos países musulmanes.
De todos modos, como tanto Egipto como Sudán construyeron presas en sus territorios en decenios previos sin involucrar ni consultar a Etiopía la perspectiva de que Etiopía actúe con generosidad hacia estas naciones río abajo no parece muy razonable.
Cómo resultó que un Estado, cuya capacidad de vivir depende directamente de la distribución de las agua del Nilo, permitió la construcción de la represa?
La respuesta es simple pues si vemos la época de inicio de la construcción de la represa coincide con el inicio del Despertar árabe, que puso de cabeza al Medio oriente.
En enero de 2011 las masivas manifestaciones antigubernamentales, que se habían iniciado en Túnez, se extendieron también a las grandes ciudades de Egipto (imagen inferior). La ola de descontento, que apareció en El Cairo, Alejandría y Suez, abarcó rápidamente una parte significativa del territorio del país. El presidente Hosni Mubarak habló en un principio de la dimisión del gobierno pero luego, el 11 de febrero de 2011, declaró su salida voluntaria, entregando parte de sus facultades de presidente al vice-presidente, Omar Suleymán. Etiopía supo valerse del momento y comenzó la construcción de la represa de sus sueños. La construcción iba ya a toda velocidad 2 meses después de la salida de Hosni Mubarak, ferviente enemigo del proyecto etíope y partidario del uso de métodos radicales.
Antes del inicio de las manifestaciones en el gobierno egipcio se discutían planes de colaboración militar con Sudán y el entonces presidente incluso amenazó que en caso de ignorarse las quejas egipcias utilizaría la fuerza y destruiría la represa arrojándole una bomba. Además, siendo un líder político regional de peso Mubarak había logrado restringirle a los etíopes sus fuentes de financiamiento internacional.
En relación a Sudán, sufría en ese momento su partición en 2 países, por lo que la represa era, en ese momento, su problema menos importante. De ese modo, frente a la desintegración de Sudán y los ánimos de revolución en Egipto la lucha con el "sueño etíope" pasó a segundo plano. Egipto volvió en sí solo en 2013, cuando ya había pasado su momento, e impedir el inicio de la construcción era ya imposible.
Por otra parte, si anteriormente Egipto y Sudán habían actuado como un frente unido contra las iniciativas de Etiopía ahora la correlación de fuerzas había cambiado de manera radical pues Etiopía ya no estaba más sola dado que su proyecto logró el apoyo de países africanos como Burundi, Ruanda, Tanzania, Uganda, la República democrática del Congo y Sudán del sur, a los cuales se agregaron también actores internacionales, entre los cuales está China, que en el último tiempo extiende su influencia en el continente africano, e Israel, que no quiere dejar pasar la oportunidad para dificultarle la vida a sus vecinos árabes.
Resultó inesperado el apoyo posterior al proyecto por Sudán pero tuvo varias razones:
En primer lugar, la represa permitirá favorecer el riego permanente y regulado sobre las tierras en el curso inferior del río. Así, si hoy el cauce del Nilo azul sobre Sudán varía entre 200-6500 m3/s en el futuro lo hará solo entre 3600-3800 m3/s
Además, la represa retendrá una inmensa cantidad de limo y sedimentos que podrían reducirse río abajo en hasta cerca de un 86% lo que ayudará a extender el período de operación de las represas sudanesas situadas sobre el Nilo azul.
Reducirá el riesgo de crecidas e incrementará el control sobre las mismas.
Considerando que se dará prioridad a los países situados ríos abajo en la venta de energía eléctrica de la central etíope, Sudán podrá obtener energía eléctrica más barata para las necesidades de su población.
Puesta en operación de la Represa
Una vez en operación la represa estará en condiciones de generar hasta 6 mil MW* de energía eléctrica lo que permitirá a Etiopía transformarse en el principal exportador de energía del continente. Además, podrá almacenar 67 mil millones de m3 de agua, que equivale a 2 veces el contenido de agua del lago Tana, origen del Nilo azul. *Estudios independientes consideran que el flujo del río generará una producción 6.000 megavatios solo durante sus períodos peak, pues fue la misma empresa italiana que está construyendo la presa la que realizó los estudios de factibilidad iniciales, una acción que le habría permitido inflar costos y ganancias. Por eso algunos consideran que incluso asumir una generación de 2000 megavatios podría resultar excesiva.
De acuerdo a Addis-Abeba, la potencia de la estación hidroeléctrica será suficiente para cubrir todas las necesidades del país en electricidad, un país donde cerca del 65% de la población no tiene acceso a ella, quedando un excedente, principalmente en la temporada de crecidas del río, para vender a naciones vecinas como Kenia, Sudán, Egipto o Yibuti, aunque solo si se logra construir nuevas líneas de transmisión eléctrica o se modernizan las ya existentes.
Se espera obtener por las operaciones de las instalaciones del orden de 27 millones de dólares diarios. Además, la gran represa le entregará a Etiopía cerca de 7 mil toneladas de pescado anuales, algo relevante para este país que no tiene salida al mar y que sufre periódicamente de hambrunas.
Apelación a la ONU
El 29 de junio de 2020 tuvo lugar una sesión por video-conferencia del Consejo de seguridad de la ONU, la cual fue solicitada por Egipto en vista de que el llenado de la represa etíope estaba previsto para iniciarse al mes siguiente. Se trataba de un último esfuerzo para evitar que Etiopía tomase decisiones de manera unilateral sobre la represa.
Egipto insistió en que el llenado de la presa debía realizarse no sin antes alcanzarse un acuerdo internacional afirmando que la operación de la presa amenazaba la existencia misma de Egipto, y afectaría también a Sudán, afirmación que fue respaldada por el embajador de Sudán ante la ONU.
La réplica de Etiopía partió invalidando la realización misma de la reunión, al afirmar que existían disposiciones de la ONU que establecían que ese tipo de disputas debían resolverse, primero, a nivel regional que era algo que Etiopía había estado haciendo al interior de la Unión africana, habiéndose reunido con Egipto y Sudán incluso ese mismo mes. Además, su embajador ante la ONU agregó que;
“Etiopía no considera que esta cuestión deba ser discutida en el Consejo de seguridad pues creará un mal precedente y abrirá una caja de Pandora pues el consejo no debe ser un foro para ejercer presión diplomática ... Después de su puesta en operación, la Central permitirá suministrar electricidad a más de 65 millones de personas, quienes viven ahora en total oscuridad”.
Egipto ha hecho todo lo posible por forzar a Etiopía a firmar un acuerdo que entregue las decisiones del manejo de la represa, aunque sea en parte, a Egipto pero los etíopes, conociendo sus intenciones, rechazan firmar algún documento que los comprometa a ceder la gestión de la presa a otras naciones, optando por reuniones que les permiten dilatar el asunto y ganar tiempo.
Siguiendo esa misma línea, la sesión del consejo de seguridad de la ONU no sería la excepción, pues no llevó a nada más que a declaraciones de buenas intenciones sin establecer acciones vinculantes algunas para Etiopía.
Primer llenado de la presa
El 19 de julio de 2020 la presidenta de Etiopía, Sahle Work Zewde* informó la conclusión del primer llenado de la represa: "Felicitaciones, estamos haciendo realidad nuestros sueños... A pesar de los fracasos por largos años, estaban en lo cierto quienes afirmaban que futuras generaciones de etíopes lograrían algún día construir una represa sobre el río. Esta generación ha podido cumplir el sueño de sus antepasados, quienes dudaban que un día como hoy sería posible. En la medida que utilicemos nuestros recursos y nuestro potencial con unidad y compromiso nada nos será imposible de concretar.
El uso que hagamos de las aguas del Nilo crea una oportunidad para fortalecer aún más nuestras relaciones con nuestros vecinos. La construcción de la represa ya alcanzó un punto de no retorno, lo que constituye un triunfo para todos aquellos que hemos apostado por la paz y la estabilidad de la región.
Pero no debemos olvidar que tenemos aún mucho por hacer para lograr nuestros sueños de desarrollo. Pensemos en grande, busquemos alcanzar las estrellas. No hay desafío que no podamos aceptar si estamos unidos y podemos trabajar juntos".
En tanto, el primer ministro Abiy Ahmed afirmó:
"Los etíopes han demostrado que saben cómo realizar proyectos de nivel nacional. Creo que el mundo seguramente comprenderá que la represa es un punto de inflexión para llevar a nuestro país a sostenerse en sus propios pies y en derrotar la pobreza... La represa beneficiará a los países río abajo. Etiopía no tiene interés alguno en dañar a Sudán o a Egipto durante la construcción y la operación de la represa".
A su vez, el ministro de recursos hídricos, Seleshi Bekele, agregó:
"La primera fase del llenado de la represa ha sido exitosamente completada permitiendo que el embalse alcance 4,9 mil millones de metros cúbicos de agua, la cual se desplaza desde la parte superior de la represa. Esto se logró sin interrumpir el flujo permanente del agua hacia la cuenca inferior y es un hito trascendental que nos permitirá poner en operación dos turbinas el próximo año".
Pocos días después, el 23 de julio, el geólogo Abbas al-Shaqr, del Departamento de recursos naturales del Instituto de investigación de África* declaró que el llenado de la presa etíope no había afectado a Egipto en parte porque su país tenía restricciones para realizar cultivos que consumen mucha agua, como el arroz y el plátano, además de que la represa de Asuán contaba con una reserva de agua suficiente como para resistir varios años de sequía. A pesar de todo, tanto él como diversos representantes del gobierno sudanés y egipcio, criticaron lo que llamaron "acciones unilaterales" por parte de Etiopía. *El Africa Research Institute es un centro de estudios fundado en febrero de 2007 con asiento en Londres, Inglaterra dedicado al estudio de temas sociales, económicos y políticos del África sub-sahariana (comprende los países africanos situados total o parcialmente al sur del Sahara, que algunos denominan África tropical o África negra, la región con mayor crecimiento demográfico del planeta).
Si bien las declaraciones de las autoridades etíopes han afirmado que el primer llenado se realizó gracias a las intensas lluvias que efectivamente tuvieron lugar en el verano 2020 tampoco han descartado tajantemente que se haya tomado agua del mismo Nilo azul para llenar el embalse. De hecho, el día 20 de julio Yasser Abbas, ministro de riego y recursos hídricos de Sudán afirmó que el nivel de las aguas del Nilo azul había descendido en su país en unos 90 millones de m3/día lo que hacía sospechar del cierre de las compuertas de la represa del Renacimiento.
Al mismo tiempo, el director general de la Corporación estatal del agua de la capital de Sudán, Anwar al-Sadat, afirmó que una serie de plantas productoras de agua potable había dejado de operar dado los bajos niveles de agua del río mientras que otras plantas habían reducido los volúmenes producidos por lo que se había decidido abrir varias compuertas de la represa de Roseires para compensar el déficit.
Las declaraciones llevaron a Sameh Shukri, ministro de relaciones exteriores egipcio, a pedir una aclaración urgente al gobierno de Etiopía.
Segundo llenado
El segundo llenado de la represa se estima realizar en agosto de 2021, es decir, en medio de la próxima temporada de lluvias en las mesetas de Etiopía, esperándose reunir a partir de las precipitaciones, pero también del caudal del río, un volumen adicional de agua de 18,4 mil millones de m3*. *El mínimo que necesita la represa para operar es 18.4 miles de millones de m3, equivalente a 595 metros de altura en el embalse.
Según las autoridades etíopes el llenado total, que totaliza 74 mil millones de m3*, debería realizarse en un período de 5-7 años. *Equivale a 640 metros de altura en el embalse.
Se espera que en septiembre de 2021 haya agua suficiente para comenzar a generar electricidad con la prueba de las primeras 2 turbinas de la represa. Esta debería comenzar a operar con todas sus turbinas en 2023.
El Cairo insiste en que Etiopía llene la represa en el curso de un mínimo de 10 años y solo durante la temporada de lluvia pero para los egipcios lo principal es que el llenado se inicie solo después de alcanzar un acuerdo vinculante sobre el uso de las aguas, algo que, a todas luces, parece que no conseguirán jamás. Al mismo tiempo, la contraparte etíope ha declarado que dilatar el llenado de la represa hasta 10 años o más es inaceptable pues Addis-Abeba necesita electricidad en un futuro próximo, además que perderían anualmente hasta mil millones de dólares, que es la cantidad que esperan que la operación de la represa aporte a la economía etíope.
Tal vez Egipto no tema tanto la construcción y operación per se de la represa como entender que ha perdido el monopolio sobre el Nilo y que en el futuro la cantidad de agua a la que acceda dependerá de los que decidan nada menos que los otros 10 países de la cuenca, quienes tomarán decisiones en un contexto de plena soberanía y potestad, tanto jurídica como geográfica.
Pero Egipto también enfrenta amenazas naturales que pondrán aún más presión sobre una población que crece más allá de las posibilidades que le entrega su entorno natural y las restricciones asociadas a las aguas del Nilo, pues la superficie del delta, que produce hasta el 60 por ciento de los alimentos de Egipto, no solo está disminuyendo su superficie sino que también volviéndose menos fértil porque ya no se reponen cada año las 100 millones de toneladas de sedimentos que aportaban anteriormente las inundaciones del Nilo dado que esos sedimentos ahora se depositan en el embalse creado por la presa de Asuán. Precisamente allí se está formando un nuevo delta, aunque bajo el agua.
Al mismo tiempo, y por causas naturales vinculadas a menores precipitaciones y a mayor evaporación, el flujo de agua del Nilo podría reducirse en Egipto hasta en un 25%, lo que llevaría a perder 1/3 de la electricidad generada en la presa de Asuán además de generar pérdidas en la productividad agrícola del delta del río, que se multiplicarían también por el ascenso en el nivel medio del mar, dado que gran parte del delta está a solo 1 metro sobre el nivel medio del mar. Se estima que un aumento de medio metro en el nivel del mar reduciría el delta en 19% de su superficie.
Escenarios de llenados de represa etíope (GERD)
En los últimos años se han planteado numerosos modelos hidrológicos para simular el comportamiento futuro del Nilo vinculados tanto a la explotación hídrica del Nilo azul, en términos generales, como más recientemente, vinculados a las consecuencias de distintos tipos de llenado de la represa GERD sobre el flujo del Nilo río abajo.
Si bien los caudales futuros del Nilo no se pueden predecir con certeza se cuenta con una extensa secuencia históricas de sus caudales en Asuán por lo que se pueden escoger distintos escenarios asociados a caudales bajos, promedios o elevados.
Bajo esa consideración uno de esos estudios evaluó los riesgos de déficit de agua en la represa de Asuán asociados a 3 escenarios:
I. Proceso de llenado del embalse GERD.
II. Embalse GERD lleno y sin sequía severa por varios años.
III. Embalse GERD lleno pero con sequía severa durante varios años.
I. Llenado del embalse
El llenado implica retirar una parte de las aguas para embalsarla, enviando el resto de vuelta al flujo del río, habiendo o no pasado por las turbinas de generación eléctrica. Ese flujo de vuelta no es equivalente, sin embargo, al flujo en el río sin la represa porque su construcción generará pérdidas por evaporación, las que se estiman en 1,7 miles de millones de metros cúbicos anuales (bcm* de ahora en adelante), una vez que el llenado se haya completado. *Es decir, billion cubic meters, pero valiéndose de la equivalencia norteamericana y británica de 1 billón como 1 mil millones y no 1 millón de millones como es común en lengua española.
Llenado en período lluvioso
Si los embalses contasen con los cauces presentes en un período de años lluviosos, como aquel del período 1955-1964, el llenado de GERD no representaría problemas para Egipto y el cauce en Asuán nunca caería bajo 60 bcm. Se observa en la gráfica inferior que luego de que GERD es llenado mantiene un patrón estable mientras que en Asuán hay un descenso de su nivel que luego se va recuperando lentamente.
Años promedio
Si la situación tiene lugar en años promedios, como los existentes entre 1943-1952, tampoco Asuán caería de 60 bcm en ningún año. Luego de que el embalse etíope es llenado Asuán vive una recuperación gradual, alcanzando 78 bcm, aunque es bastante menos que sus 146 bcm iniciales. De todos modos, las condiciones sobre Asuán dependen también del nivel de agua al inicio del llenado. Cualquier escenario de restricción se evitaría si el embalse en Asuán se encuentra con un nivel inicial elevado de agua.
Condiciones de sequía
Sin embargo, si el llenado coincide con un período de sequía, como el observado entre 1978-1987, incluso sin la existencia de la represa etíope y con el embalse de Asuán inicialmente lleno, se producirían restricciones en la operación en Asuán*. En los primeros 6 años de la simulación el almacenamiento de agua en el embalse, en Asuán caería a 47 bcm mientras que GERD habría acumulado solo 46 bcm lo que llevaría a una situación de déficit de agua en Egipto al quinto año, 2 años antes que si no existiera presa en Etiopía. *Una altura de 147 metros sobre el nivel del mar en el embalse, equivalente a 34,7 bcm de almacenamiento, es el mínimo nivel operacional de la represa.
II. Nueva normalidad, después de que GERD se encuentra lleno de agua
En este escenario GERD opera con normalidad por lo que el volumen promedio anual de agua que ingresa al embalse, menos las pérdidas por evaporación, fluirán corriente abajo en años ya sea lluviosos, promedio o moderadamente secos. Las pérdidas por evaporación se calculan en 1,7 bcm anuales sin que varíen mucho de año a año. Estas pérdidas, sin embargo, se verán parcialmente compensadas porque las pérdidas de evaporación en Asuán se reducirán en 1,1 bcm anuales en este nuevo escenario, con GERD en plena operación.
Adicionalmente, decrecerá de manera relevante la variabilidad de los flujos del río corriente abajo de la represa etíope.
Condiciones bajo nueva normalidad
Esta simulación considera a ambas represas operando bajo condiciones normales, con un almacenamiento total de 79,6 bcm, que incluyen 7 bcm de sedimentos en el embalse de la represa de Asuán y un almacenamiento de 70,4 bcm en Etiopía. Se estima que GERD está produciendo 1600 MW.
Se ha considerado el período 1934-1953 para considerar un período con altos y bajos en el cauce pero sin condiciones de sequía extrema de varios años.
Como muestra la figura, GERD nunca caería a niveles de almacenamiento equivalentes a su mínimo operativo, 18.4 bcm (595 metros sobre el nivel medio del mar). Por el efecto de “amortiguación” en el cauce del río, producto de la construcción de la represa etíope, los peaks en el cauce son más bajos y los mínimos ligeramente más elevados que si no estuviera GERD. Asuán se mantiene siempre sobre 60 bcm.
El almacenamiento en el embalse de Asuán es más bajo con GERD que sin él, lo que es esperable por las pérdidas adicionales por evaporación de GERD y también de los embalses de Sudán que operarán a niveles más altos porque tendrán un flujo menos variable.
Además, como Sudán contará con un flujo más regulado se reducirá la carga de sedimentos de sus embalses y se eliminarán las pérdidas por inundaciones.
III. Condición de sequía de varios años
Esta secuencia, que se basa en la serie de datos del período 1972-1987, se inicia con cauces muy bajos en la cuenca del Nilo. Las aguas del embalse en GERD se irían reduciendo para seguir generando energía eléctrica, lo que podría tener lugar hasta que el embalse llegue a su nivel mínimo de operación, de 595 metros (18,4 bcm).
Nuevo llenado de ambos embalses tras el fin de la sequía
En algún momento la sequía concluirá y tanto las crecidas como los años normales volverán a llenar la cuenca del Nilo. Esta situación es similar al período inicial de llenado del embalse de GERD pero resultará más complejo de manejar porque ambos embalses tendrían muy poco o nada de agua.
La figura superior, en su lado derecho, presenta la recuperación de la sequía utilizando la serie de flujos del período 1988-2001, asumiendo que en GERD se mantiene una producción de 1600 MW. Sería una situación deseable para Egipto y Sudán porque recibirían inmediatamente más agua (recordemos que la producción de energía eléctrica no quita agua del flujo). Sin embargo, GERD no podría llenarse rápidamente y continuaría operando a un nivel mínimo, con 595 metros, al tiempo que el embalse de Asuán se iría recuperando.
Sin embargo, si Etiopía priorizara el llenado del embalse de GERD por sobre la generación eléctrica la situación acentuaría los daños para la economía egipcia.
Algunos analistas llaman a Etiopía la Yugoslavia del siglo XXI al considerar que la diversidad étnica del país, conformado por más de 80 etnias, podría llevarlo, tarde o temprano, a su desintegración. Al mismo tiempo, también hacen un paralelo con el hecho de que Yugoslavia se desintegró después de desaparecer el férreo control político que mantuvo por décadas una única coalición de gobierno, la llamada Liga de los comunistas, pues Etiopía, de manera similar, se mantuvo casi por 3 décadas bajo el mando de una única coalición política, la que cedió el poder en 2019.
Hoy las nuevas autoridades intentan transformar el país en una conformación federal democrática y estable sin que haya certeza sobre cuál será el resultado de dicho proceso. Egipto, sin duda, que vería con buenos ojos el fracaso de este proceso por lo que no se requiere ser demasiado suspicaz para pensar que también podría estar aportando con un granito de arena en favor tanto de la inestabilidad como de la fragmentación de Etiopía.
Antecedentes
La caída de Haile Selassie, el último emperador de Etiopía, tuvo lugar por medio de un golpe militar organizado por un grupo de oficiales de orientación marxista, denominado Derg, quienes llegaron al poder en 1974.
Luego de salir victoriosos en una guerra civil que tuvo lugar entre 1976-1977 Derg gobernó el país hasta 1991 cuando fueron derrocados por el Frente de liberación popular del Tigray, TPFL, que se constituyó en la agrupación líder de la coalición que tomó el poder en el país, denominada FRDP.
La coalición gobernante se denominaba Frente revolucionario democrático del pueblo, o FRDP, la cual agrupaba a 4 partidos regionales, asociado cada uno a determinados grupos étnicos, pero donde la conducción estaba a cargo del FPLT, que representaba a una región del norte del país, Tigray, que cuenta solo con el 6% de la población etíope. La coalición dominaría por un largo período el país, entre 1991 y 2019, sin embargo, sus últimos años comenzaron a mostrar la fragmentación de la coalición dado que las etnias mayoritarias del país, los oromo y los amhara*, se sentían sub-representadas y discriminadas, por lo que comenzaron a promover un cambio en la distribución del poder, que llevó a manifestaciones callejeras por varios años y a que, posteriormente, el presidente de la coalición, Abiy Ahmed (imagen superior) la disolviera y creara una nueva agrupación política, el Partido de la Prosperidad. *En Etiopía, la etnia oromo representa a cerca del 35% de la población mientras que los amhara alcanzan un 28%, quedando en un tercer lugar los tigrayanos, con cerca de 7%. En tanto, que en términos religiosos, los cristianos de oriente representan un 51%, los cristianos protestantes un 10% y los musulmanes un 33%
Ahmed* invitó a participar a esa nueva coalición a otros 5 partidos regionales, que representaban a las restantes regiones del país que no formaban parte de la anterior coalición, de modo de quitarle peso al partido de Tigray, lo que estos comprendieron retirándose de la nueva coalición al saber que perderían la supremacía con la que había contado por largos años. *Nacido en 1976, representante de la etnia oromo, es protestante, al igual que su esposa, mientras que su padre es musulmán y su madre cristiana.
Con Ahmed en el poder no solo se logró un acuerdo de paz con Eritrea*, que le valió el Nobel de la Paz en 2019, sino que además se iniciaron una serie de reformas políticas y económicas tendientes a establecer un gobierno federal de integración nacional. *El 9 de julio de 2018 Etiopía firmó con Eritrea un acuerdo de paz que puso término a una guerra que tuvo lugar entre 1998 y 2000 y que se originó por disputas limítrofes entre ambos países, y que mantuvo después de 2000 enfrentamientos aislados entre ambas partes.
Nuevo conflicto con el FPLT
Pero a pesar de las buenas intenciones, la pérdida de poder político de aquellos que tuvieron el poder en la disuelta coalición de gobierno los llevó a boicotear al gobierno de Abiy Ahmed azuzando los conflictos étnico-regionales siempre presentes en el país de modo de intentar hacer fracasar el proyecto del presidente.
Así los líderes del FPLT comenzaron a instigar a los miembros de su etnia, asentada en la región del Tigray, a levantarse contra el gobierno central.
Pero contra Ahmed se levantaron también radicales de la misma etnia del primer ministro, los oromos, los cuales se oponen a un gobierno central supra-étnico pues no quieren perder sus privilegios regionales, al extremo que se han aliado con los tigrayanos, a pesar de que cuando estos últimos estuvieron en el poder discriminaron, persiguieron, arrestaron y hasta torturaron a representantes de la etnia oromo.
En mayo de 2020 el parlamento etíope tomó la decisión, a causa de la pandemia del Covid-19, de postergas las elecciones generales que tendrían lugar en el país en el mes de agosto lo que causó el rechazo de los oromos contrarios al primer ministro como también de los tigrayanos que amenazaron con realizar, de todos modos, las elecciones en la región de Tigray, acción que concretaron el 9 de septiembre y cuyo resultado le dio el triunfo al FPLT. Sin embargo, el parlamento etíope consideró las elecciones inconstitucionales lo que reiteró en octubre el primer ministro Abiy Ahmed. En respuesta a esto último el FPLT declaró ilegítimo al gobierno de Ahmed, mientras que el 8 de octubre el parlamento etíope respondió rompiendo toda relación con las autoridades de la provincia de Tigray.
Casi un mes más tarde, el día 3 de noviembre, el FPLT atacó puestos armados del gobierno federal en la región de Tigray dando muerte a varios soldados etíopes y dañando diversos vehículos blindados*. En respuesta el gobierno central comenzó una ofensiva militar contra la agrupación asentada en la región del norte que ha incluido bombardeos aéreos y ha significado la muerte de miles de personas además del desplazamiento de más de 100 mil residentes de la región en conflicto, la mayoría de los cuales ha huido al vecino Sudán. *Existe también la versión de que solo se trató de una provocación de las autoridades centrales del país de modo de atacar al FPLT y sacarlo de la vida política nacional.
Hasta ahora nadie conoce la cifra total de víctimas del conflicto en el Tigray pero el primer ministro etíope y premio Nobel de la paz, Abiy Ahmed, ha afirmado que el alto costo del mismo es un precio ineludible que pagar para mantener la integridad territorial del país. Dado que con esa misma rigurosidad Ahmed ha tratado a algunos de sus enemigos políticos algunos ponen en cuestión el que se le haya otorgado el Nobel de la paz.
Pero este no es el único conflicto con el que tiene que enfrentarse hoy Etiopía, pues también se ha venido enfrentado con su vecino Sudán a propósito de territorios fronterizos en disputa por largos años.
Conflicto limítrofe con Sudán
Ya hemos visto que Etiopía luchó una guerra con Somalía en 1977 por la provincia de Ogadén mientras que entre 1998-2000 se enfrentó con Eritrea al no poder determinar con claridad sus fronteras comunes, y que terminó con la firma de un acuerdo de paz largo tiempo después, en 2018, el cual le permitió al actual primer ministro etíope, Abiy Ahmed, obtener el Nobel de la paz un año después a pesar de que hasta fines del año pasado los etíopes no habían cedido a los eritreos el poblado fronterizo de Badme, origen del conflicto entre ambos países dada su ubicación en la provincia de Tigray, bajo control hasta entonces del FPLT*. *Tropas eritreas lograron reconquistar Badme en noviembre recién pasado.
Después de la guerra de 1998 Etiopía comenzó negociaciones con Sudán para delimitar su frontera de 744 km, permaneciendo en disputa un territorio que antiguos tratados le entregaban a Sudán pero donde existen asentamientos agrícolas etíopes y sus residentes pagan impuestos al gobierno de Etiopía. En 2008 ambos países llegaron a un acuerdo en que Etiopía reconoció la frontera legal y por tanto le cedía el territorio a Sudán mientras que este último aceptó que siguiera el poblamiento etíope de la zona.
Sin embargo, ese acuerdo se logró, por el lado etíope, con un representante del Frente popular de liberación de Tigray, nuestro conocido FPLT, por lo que representantes de la etnia amhara hoy lo desconocen afirmando que fue un trato secreto, pues no fueron consultados al respecto dado que precisamente la población residente en esa zona limítrofe eran amhara. Además, los amhara se han visto envalentonados porque en el enfrentamiento en Tigray, entre fuerzas de gobierno y del FPLT, los amhara han podido reconquistar territorios en el Tigray que les pertenecían anteriormente y que en la década de 1990 la coalición de gobierno, FRDP, encabezada por el FPLT, entregó a los tigrayanos. Por otra parte, el acuerdo limítrofe fue firmado por el presidente sudanés, Omar al-Bashir, el cual fue destituido en abril de 2019 por medio de un golpe de Estado por lo que el nuevo gobierno sudanés de transición tampoco ha reconocido el acuerdo como válido.
Es por ello que el ejército sudanés expulsó a los residentes etíopes de la zona, conocida como al-Fashaga, en diciembre pasado mientras que posteriormente los etíopes contraatacaron y, precisamente, cuando tenían lugar conversaciones entre los primeros ministros de ambos gobiernos de modo de llegar a un acuerdo pacífico.
2 comentarios:
Когда живёшь в стране где полно воды, то даже и в ум не приходит мысль на сколько вода нужна для блага и благополучия народу. Такое чувство что вся жизнь кипит вокруг реки. И как всегда у кого есть власть и деньги,тот позволяет себе решить кому как жить и вообще где жить.
Когда живёшь в стране где полно воды, то даже и в ум не приходит мысль, что вода настолько нужна для блага и благополучия народа. Токое чувство что вся жизнь кипит возле реки. И как всегда y кого есть власть и сила тот позволяет себе решить кому как и вообще где жить.
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